A partir de los 50 años toda persona debe hacerse examinar el intestino mediante una colonoscopía preventiva. Para una visión clara del interior del intestino, es necesario limpiarlo a fondo antes con una solución adecuada. El problema es que este procedimiento no solo elimina microorganismos extraños sino también las bacterias intestinales beneficiosas.
¿Qué influencia tiene la colonoscopía en la flora intestinal?
La colonoscopía se recomienda actualmente para todas las personas mayores de 50 años como un chequeo preventivo para detectar cualquier cambio en el intestino grueso. Dicho estudio requiere una preparación adecuada, que consiste básicamente en una limpieza completa del intestino, ya que solo se puede examinar adecuadamente si está vacío.
Para ello, se toma un laxante con suficiente líquido para vaciar completamente y enjuagar bien el tracto gastrointestinal. Sin embargo, dicha limpieza intestinal provoca un cambio significativo en la flora intestinal. Esta se reduce a menos de una trigésima parte durante la preparación para la colonoscopía.
Inmediatamente después de una colonoscopía, el intestino puede estar receptivo a la entrada de microorganismos extraños debido a la menor presión competitiva. Esto se nota hasta en el 80 % de las personas luego de una colonoscopía: casi la mitad sufre de gases, diarrea, dolor abdominal y estreñimiento.
Sin embargo, el hecho de que los residentes intestinales no deseados (microorganismos nocivos), también se eliminen, ofrece al intestino y a su microbiota la oportunidad de liberarse de viejas "cargas" y comenzar de nuevo. Idealmente, con tantas bacterias útiles como sea posible, para que los gérmenes no deseados ya no tengan espacio para instalarse.